Trump vs USPS

El problema del presidente Trump con el servicio postal es el dato de que los votantes afiliados al Partido Demócrata están más dispuestos emplear el correo para votar que los afiliados al Partido Republicano

En lo que va de año el presidente de Estados Unidos se ha referido despreciativamente al servicio de correo de este país, y en particular a la votación usando el correo, sea por voto ausente (absentee voting) o voto por correo (voting by mail). Su displicente tratamiento de una de las más apreciadas instituciones gubernamentales, por no decir la más apreciada de todas[1], se remonta a las elecciones de 2016 que él ganó por el voto colegiado, pero perdió el popular por 2.868.686 votos menos que los que alcanzó su contrincante.

Como para Trump ser un perdedor (looser) es algo más que ofensivo, es inaceptable, entonces propició que sus sicofantes generaran la leyenda, o teoría conspirativa, de que esos votos eran los efectuados por correo los cuales habían sido falsificados, como si las “boleteras de Hialeah” hubiesen ampliado sus servicios al resto del país; jamás ha podido demostrar semejante cosa, así como no pudo demostrar que la multitud que se reunió el día de la inauguración de su presidencia fue mayor que todas las anteriores.

Los resultados de las encuestas, que él soberanamente desestima como fraudulentas, al parecer han aumentado su preocupación por los resultados de las elecciones de 2020 que están marcadas por la covid-19 y sus consecuencias en pérdidas de vidas, en lo económico y en particular en como el electorado valora la actuación gubernamental en cuanto a la pandemia. Es fácil suponer que en estos momentos este considerablemente frustrado y eso lo ha llevado a exacerbar sus teorías conspirativas sobre lo fraudulenta que serán unas elecciones en que predomine o por lo menos desempeñe un papel importante la votación por correo.

Como a Trump “no se le duermen los lechones en la barriga”, eso hay que reconocerlo, el 15 de junio nombró un nuevo postmaster que podría ser más adecuado para sus planes de desmembrar o inutilizar el servicio postal. La elección no podía ser mejor, un importante donante de su campaña que además tiene fuertes inversiones en compañías que compiten con el USPS[2], lo mismo hizo al nombrar a una fuerte inversora en charters school y abierta enemiga de la educación pública, en la secretaría de Educación.

Los números que a Trump le preocupan no son solo aquellos que indican que perderá en las elecciones, también le preocupan los datos que indican que los votantes afiliados al Partido Demócrata están más dispuestos emplear el correo para votar que los afiliados al Partido Republicano. Veamos una encuesta efectuada el 11 de agosto por NPR/PBS:

.Voto por correoVoto en personaInseguro
Demócratas62353
Republicanos32662

Esto hace que sea de su interés el dificultar, si no es posible eliminar, el voto democrático que le sería desfavorable, pero esa actuación le va a rebotar desfavorablemente ya que en la práctica contribuirá a reducir aún más el voto por correo de los republicanos, y eso no lo ayudará mucho.

El nuevo postmaster de inmediato tomo una serie de caprichosas e inesperadas medidas como desactivar cientos de las máquinas para procesar altos volúmenes de correspondencia, recogida de cientos de buzones, suspensión de pagos por horas extras y otras medidas que lograrían ralentizar todo el aparato de recepción, clasificación, distribución y entrega del correo. Genial. Cuando Trump fue cuestionado sobre las acciones del recién nombrado Postmaster su respuesta fue también genial:

“No lo sé. No sé lo que está haciendo. Sólo puedo decirte que es un hombre muy inteligente”.[3]

Por suerte el Congreso, en esta ocasión, actuó como le corresponde y cito al postmaster a testificar y explicar sus acciones. El presidente Trump criticó a los republicanos del Senado por programar esa audiencia pocos días antes de la Convención Nacional Republicana, quejándose de que estaban “haciendo el juego” a los demócratas del Congreso. El postmaster presionado por el Senado se comprometió a darle marcha atrás a todas las medidas.

Qué otras tretas se le ocurrirán al Sr. Trump de aquí al 3 de noviembre, es difícil suponer, pero lo que sí viene haciendo desde hace mucho es atacar un pilar fundamental de la democracia norteamericana que es proceso de elecciones en el cual los ciudadanos deciden el rumbo a seguir por este país. Esto no es nuevo ya en las elecciones de 2016 se negó a comprometerse en aceptar el resultado que obtuviese en las urnas, ahora ha ido un poco más allá y ha declarado que si él pierde es porque hubo trampas.

Nunca uno de los 44 presidentes electos y sus contrincantes, en casi dos siglos y medio, ha atacado de forma tan grosera y sin fundamento el sistema electoral y su transparencia, generando más división. Pero como señaló Michelle Obama: “(Él) Es lo que es”[4].


[1] Una de las cosas que me maravillaron a mi llegada a este país fue el funcionamiento del correo que por aquellos años no solo se autofinanciaba, sino que generaba utilidades, esa situación cambió radicalmente con el desarrollo de Internet.

[2]https://www.nytimes.com/article/general-louis-dejoy-postmaster.html

[3] “I don’t know. I don’t know what he’s doing. I can only tell you he’s a very smart man.”

[4] “It is what it is.”

Acerca del autor

Waldo Acebo Meireles
(La Habana, 23 de noviembre de 1943 - Hialeah, 23 de abril de 2022). Profesor de Historia, recibió la Orden Félix Varela por sus aportes a la enseñanza de la Historia de Cuba al introducir en la misma la enseñanza de la Historia Local. Es autor del manual para los maestros y profesores de las vías de vinculación de las historias locales a la enseñanza de la historia nacional. Contribuyó a la redacción de los textos de Historia para la enseñanza media. Como asesor del Instituto de Geodesia y Cartografía redactó el Atlas de Historia Antigua y Medieval. Autor de la Historia del Municipio de Arroyo Naranjo. Presidió la Comisión de Historia de la Provincia Habana. Fungió como vicepresidente de la Unión de Historiadores de Cuba. Como profesor invitado del Instituto Pedagógico para América Latina impartió cursos de post-grado y maestría. Hasta su fallecimiento trabajó en la investigación de la historia de Hialeah donde residió desde su llegada a los EE.UU.

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