Waldo Acebo Meireles
14 accionistas de paladares, negocios de carretillas, merolicos, barberos y otros tantos aparecieron en los “Papeles de Panamá”, estos evasores de los justos y necesarios impuestos han abierto cuentas en paraísos fiscales, sustrayendo sus mal habidas riquezas al desarrollo de la economía cubana.
Cómo lo lograron? Ahí es donde está el problema, han violado todas las medidas que se han aplicado para controlar esos desafueros de los aprendices de burgueses, y lo que es más grave aún han quebrantado la moral socialista expresada claramente el Informe Central al 7mo. Congreso cuando se dice:
“En las formas de gestión no estatales no se permitirá la concentración de la propiedad”, y se adiciona que “tampoco de la riqueza”; por tanto, la empresa privada actuará en límites bien definidos y constituirá un elemento complementario del entramado económico del país, todo lo cual deberá ser regulado por la Ley.”
¿Qué podemos esperar de gente así? Son once compañías que han sido capaces de hacer algo tan terrible, no, no se puede confiar en ellos ni en esos otros siete individuos que aparecen como beneficiarios de esos mezquinos negocios que han transgredido la ley y merecen castigo.
Esos seres aborrecibles son instrumentos de la penetración capitalista abogada por el imperialismo yanqui como una forma de destruir la Revolución, como bien se dice en el Informe Central:
“No somos ingenuos ni ignoramos las aspiraciones de poderosas fuerzas externas que apuestan a lo que llaman el “empoderamiento” de las formas no estatales de gestión, con el fin de generar agentes de cambio en la esperanza de acabar con la Revolución y el socialismo en Cuba por otras vías.”
Esos ‘empoderados’ no son más que un grupúsculo que no caben en la sociedad cubana, lo único que hacen es explotar el trabajo honrado de la mayor parte de la población, seguro que sobre ellos caerá todo el peso de la ley.
Es lo que se merecen.
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