Waldo Acebo Meireles
Donald Trump a lo largo de su vodevilesca campaña electoral insultó de manera sistemática a sus contrincantes por la nominación, insultó a los latinos, a los negros, a las mujeres, a los discapacitados, a los prisioneros de guerra, al copón divino, pero el peor y con más graves consecuencias para el futuro político de este país es cuando ha insultado a la piedra angular del sistema democrático al insistir sistemáticamente que las elecciones son fraudulentas.
Al poner en duda la legitimidad del sistema electoral norteamericano, establece una desafortunada equivalencia con los países en donde predomina el pucherazo de larga raíz hispánica, el robo de urnas, el voto de los fallecidos y demás formas de fraude electoral, de amplio raigambre en nuestras tristes repúblicas latinoamericanas.
Pero las acusaciones de fraude no es el único peligro que asecha el proceso electoral norteamericano, también lo es el reiterado llamado a las huestes adictas a las falacias del candidato republicano a intervenir como guardianes de la honestidad en el desempeño del proceso electoral del próximo 8 de noviembre.
Las posibilidades de que las aguerridas tropas vindicadoras generen amenazas a los votantes, irrumpan en los centros electorales, organicen situaciones caóticas y alteren la habitual tranquilidad de este proceso son muchas y con ello la presencia policial, nunca vista en los días de votación, y la violencia que ello provocará se convertirán en un baldón al sistema democrático sin precedentes históricos.
Las consecuencias de todo esto para el mensaje idealista que los EE.UU. pretende enviar al resto del mundo sufrirá un golpe incalculable en su trascendencia y se convertirá en un instrumento idóneo de las tiranías, de todos los colores y credos, para ridiculizar un sistema que ha funcionado durante más de dos siglos y ha creado este país, máximo adalid de las libertades cívicas, políticas y personales.
¿Y qué pasará si el inefable Trump no resulta electo? ¿Cómo responderán las turbas que ha promocionado, y estimulado irresponsablemente? Nada bueno para este país ocurrirá el próximo día 8, independientemente de los resultados de las urnas, y solo tendrá un responsable que pasará a la historia de los EE. UU. en su página más abyecta.
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