Waldo Acebo Meireles
Ha pasado el 20 de mayo sin penas por allá [es un decir] y sin glorias por acá, o viceversa que es más o menos lo mismo. Se hubiesen cumplido 115 años de la fundación de la República. Máximo Gómez al izar la bandera cubana con lágrimas en los ojos pensaba, con su ingenuidad política habitual, que ya habíamos llegado. Sí, llegamos a una República mediatizada, que como afirmó cierto político norteamericano poco le quedaba de independiente.
Enmienda Platt, Tratados de Reciprocidad, Permanente y de Bases Navales y Carboneras, que eran más de una, aunque ahora sólo quede la de Guantánamo donde el único carbón que existe es para preparar ‘barbecue’; poca independencia le dejaban a la supuestamente soberana nación, pero teníamos una bandera y un himno y un presidente electo democráticamente.
A los cubanos no les quedó más remedio que aceptar las imposiciones, pero dentro de esa República tan vilipendiada, corrupta, entregada al imperialismo había fuerzas patrióticas suficientes para enfrentar durante años las obligatorias exigencias. La lucha contra esos Tratados fue constante y tenaz y logró con un amplio apoyo popular la recuperación de la Isla de Pinos en 1925.
Intelectuales cubanos de la valía de Herminio Portell Vilá, al que un polemista comunista llamaba ‘el HP Vilá’ presentó con la honestidad y valentía que después demostraría en su obra ‘Historia de Cuba en sus relaciones con los Estados Unidos y España’, la posición de Cuba con relación a la intervenciones extranjeras en la conferencia de Montevideo de 1933. Su ponencia desempeño sin lugar a duda un papel fundamental en la derogación de la Enmienda Platt el 20 de mayo de 1934.
Lentamente se fue eliminando la dependencia y los ‘pro-consules’ no podían maniobrar tan abiertamente y con resultados seguros en una Republica que poseía una prensa libre, y un sistema electoral que aunque víctima de algún que otro pucherazo, era básicamente democrático.
La República desarrolló un sistema educacional que era la envidia del resto de las naciones de América, los textos de los pedagogos cubanos se editaban, vendían y utilizaban en decenas de países hispanos parlante, aún andan por ahí las obras de Baldor, Rosell, Mario González, por referirme solo a las matemáticas.
En el campo de la salud pública Cuba tuvo logros considerables para un país pequeño y subdesarrollado, es cierto que los hospitales se concentraban en la capital y en algunas ciudades provinciales, pero varias enfermedades endémicas fueron erradicadas completamente, ahora han reaparecido, también en este aspecto estábamos a la cabeza del resto de la América con muy bajos índices de mortalidad infantil. Incluso muchos latinoamericanos que no tenían recursos suficientes para ir a la Clínica de los hermanos Mayo [Mayo Clinic] buscaban con los eminentes médicos cubanos una cura para sus males.
La República sufrió un duro golpe con el ‘madrugonazo’ de marzo de 1952 pero como podría decir algún anciano en un desvencijado asilo, y posiblemente hoy en Cuba nadie entenderá, con el 1ero de enero de 1959 ‘le cayó un 20 de mayo’ a la República.
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