Qué cambiará con los cambios climáticos

Waldo Acebo Meireles

Recientemente leíamos la noticia de que los residentes de las islas artificiales que se extienden a lo largo de Venetian Causeway, y que forman parte de Miami, están solicitando traspasarse a Miami Beach ya que allí pagarían menos impuestos sobre la propiedad, costo de los parqueos y otros detalles más o menos importantes. Le deseamos éxitos en esta gestión que sin embargo consideramos poco probable que triunfe.

Pero lo peor de todo es que dentro de unos 80 años, para el 2100, esa gestión será totalmente fútil ya que esas islas y el mismo Miami Beach y buena parte del condado Miami Dade y Broward desaparecerán bajo las aguas, y a los residentes de Hialeah, para esa época, el mar les quedará cerquita, si el pronóstico de que las aguas del mar pueden para esa fecha ascender 5.2 pies se cumple[1], esperamos que no, que los científicos se equivoquen y que sean los políticos los que tengan la razón y que todo eso del cambio climático sea una engañifa de los chinos para perjudicar la economía de los EE.UU. como en algún momento de su campaña electoral declaró el actual presidente de nuestro país.

La retirada de los glaciares, el calentamiento de los océanos, el desprendimiento de iceberg del tamaño de Manhattan, los ciclones cada vez más potentes, las sequias y un largo etcétera no son  invenciones del 99.9% de los científicos que estudian los fenómenos que están ocurriendo a la vista de todos, sin embargo eso no fue lo que se discutió en la Casa Blanca cuando se tomó la decisión de separar a los EE.UU. del Acuerdo Climático de París. Lo único que se tomó en cuenta fue que era un compromiso electoral y que el Acuerdo de París hacía difícil el que se desmantelara el ‘Clean Power Plan’ establecido durante la presidencia de Obama.

La ligereza de los argumentos que se pusieron sobre la mesa para esa fatal toma de decisión quedan plasmada en el Capítulo 23 del libro de Bob Wooward, ‘Fear Trump in the White House’, la cual culmina en la no menos ligera declaración a la prensa del presidente Trump en el ‘Rose Garden’ cuando dijo con evidente orgullo:

“I was elected to represent the citizen of Pittsburgh, not Paris”   

Como si esa decisión no fuese también en contra de los ciudadanos de los EE.UU., por no decir del resto del mundo.

Lo único que ahora cabe esperar es que antes del 2100 alguna otra administra

ción, con más sensatez, revierta esa posición que no causó risa, como ocurrió con las habituales grandilocuencias de nuestro presidente adecuadas para sus seguidores pero no para los dignatarios y diplomáticos  en la ONU.

 

 

 

[1] En el mapa que acompaña este trabajo se representa en negro el actual nivel de las aguas y en azul el ascenso del nivel en 5.2 pies que se pronostica para el 2100, el mismo se elaboró a partir del mapa que apareció en la pag. 30 de la revista National Geographic setiembre 2018.

Acerca del autor

Waldo Acebo Meireles
(La Habana, 23 de noviembre de 1943 - Hialeah, 23 de abril de 2022). Profesor de Historia, recibió la Orden Félix Varela por sus aportes a la enseñanza de la Historia de Cuba al introducir en la misma la enseñanza de la Historia Local. Es autor del manual para los maestros y profesores de las vías de vinculación de las historias locales a la enseñanza de la historia nacional. Contribuyó a la redacción de los textos de Historia para la enseñanza media. Como asesor del Instituto de Geodesia y Cartografía redactó el Atlas de Historia Antigua y Medieval. Autor de la Historia del Municipio de Arroyo Naranjo. Presidió la Comisión de Historia de la Provincia Habana. Fungió como vicepresidente de la Unión de Historiadores de Cuba. Como profesor invitado del Instituto Pedagógico para América Latina impartió cursos de post-grado y maestría. Hasta su fallecimiento trabajó en la investigación de la historia de Hialeah donde residió desde su llegada a los EE.UU.

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