La crisis golpea a los médicos cubanos en Venezuela

MARIO J. PENTÓN

Tania Tamara Rodríguez nunca pensó en huir de la misión médica cubana en Venezuela y convertirse en una “desertora” a quien le está vedado entrar en su propio país durante ocho años. La difícil situación que viven los profesionales de la salud de la isla en la nación sudamericana hace que un número cada vez mayor busque refugio en países vecinos o acuda a otras alternativas de trabajo para cubrir sus necesidades en medio de la crisis económica que atraviesa Venezuela.

“La situación de los médicos y cooperantes cubanos es pésima. Todo el tiempo vives bajo la amenaza de que te regresarán a Cuba y perderás la misión. Temes que te quiten todo el dinero ‒que está en cuentas oficiales cubanas‒ y te sea revocada la misión si se toma una medida disciplinaria”, cuenta Rodríguez. Mientras trabajaba en un laboratorio clínico de la Misión Barrio Adentro, le depositaban en Cuba su salario de 700 pesos cubanos y tenía derecho a una cuenta de $280 mensuales y una tarjeta con el 25% de rebaja en las Tiendas de Recaudación de Divisas (TRD).

En el 2014, tras reconocer que la isla obtenía más de $8,200 millones por “la exportación de servicios de salud”, el gobierno cubano accedió a incrementar los salarios de los trabajadores del sector. Sin embargo, esta subida, que llegó después del despido de 109,000 trabajadores, tampoco ha acercado la paga de un médico cubano a la media internacional.

Rodríguez llegó a Venezuela procedente de Holguín, donde trabajaba en el policlínico Máximo Gómez Báez tras haber estudiado la licenciatura en Laboratorio Clínico. El deseo de mejorar económicamente la vida de su hija, de 13 años, la llevó a optar por viajar fuera del país en una de las misiones médicas al extranjero.

Cuba mantiene en Venezuela un “contingente” integrado por 28,811 colaboradores de la salud, un sector prioritario para el gobierno chavista en el que ha invertido desde su llegada al poder, en 1999, más de $250,000 millones, según declaraciones del gobernante Nicolás Maduro.

El esquema de pago en petróleo por los servicios médicos ha sido denunciado en numerosas ocasiones como una tapadera por analistas críticos con el gobierno de Caracas, al que acusan de subsidiar a La Habana, que finalmente revende parte del producto en el mercado internacional.

Rodríguez no tiene familia en Estados Unidos, donde reside desde que en el 2015 se acogió al programa de parole, que ofrece el gobierno estadounidense, y ha logrado reunir el dinero necesario para comprar un boleto de avión a su hija. Sin embargo, cuando la familia llevó a la menor a las oficinas del Ministerio del Interior para solicitar su pasaporte, se lo negaron argumentando que su madre “se encuentra cumpliendo misión en Venezuela”.

“No puedo entender cómo aparezco en Cuba como doctora en misión, si hace más de un año que estoy en Estados Unidos. Alguien tiene que estar cobrando ese dinero que el gobierno venezolano paga por mí”, dice Rodríguez.

Según la oficina de Ciudadanía y Servicios de Inmigración de Estados Unidos (USCIS), el pasado año fiscal se recibieron 2,552 peticiones para el Cuban Medical Professional Parole (CMPP), una iniciativa establecida bajo la presidencia de George W. Bush que permite “a personal médico cubano reclutado por el gobierno para estudiar o trabajar en un tercer país, entrar a los Estados Unidos con visa”. Desde su entrada en vigor, en el 2006, más de 8,000 profesionales se han acogido a este programa.

‘TODO ES UNA MENTIRA’

Solidaridad sin fronteras, una entidad sin fines de lucro radicada en Estados Unidos, dijo que en los últimos años se ha incrementado la cantidad de médicos y personal de la salud que pide acogerse a este programa, aunque no todos son aceptados, como demuestran los 367 procesos denegados el pasado año.

Rodríguez cuenta que al llegar a Venezuela fue asignada al estado Falcón, junto a otros cubanos.

“Todo en Venezuela es una mentira. A nosotros nos obligaban a tirar el reactivo CKMB, un producto que escaseaba en la nación, pero que teníamos que botar para que constara en las estadísticas como utilizado y así poder importar más. Así sucedía con el alcohol, las vendas, los medicamentos… Todo era producido en Cuba y lo pagaba el gobierno venezolano”, denuncia “Inventábamos listas de personas atendidas y nos obligaban a vivir con lo mínimo, mientras Cuba se llevaba todo el dinero”, explica. En el tiempo en que Rodríguez trabajó como especialista, La Habana destinaba a cada cooperante alrededor de 3,000 bolívares mensuales, una cifra que ha aumentado sustancialmente debido a la crisis inflacionaria y la imparable devaluación de la moneda. “En ocasiones, tenía que tener mi trabajito por la izquierda para mantenerme. Gracias a Dios, muchos venezolanos se compadecen de los cubanos y nos ayudan”, explica.

“Tal vez lo que ocurre conmigo es que cuando decidí escaparme, fui a la alcaldía y conté todo el desastre que tenían montado en ese CDI (Centro de Diagnóstico Integral) y ahora quieren vengarse porque los denuncié”, dice.

Reinaldo es un médico cubano que trabaja en el estado Anzoátegui, que no quiere dar a conocer su apellido por temor a ser sancionado. “Empezamos ganando 3,000 y ya vamos por 15,000 bolívares (unos $15 en el mercado negro). Lo curioso es que de nada nos sirve que multipliquen el número de billetes si en la vida real no valen”, lamenta.

“Las condiciones en que trabajamos son pésimas, somos esclavos asalariados de Cuba. Nos mantienen en grupos. Desde que llegué, vivo con tres médicos de diferentes regiones de la isla, tengo que compartir mi cuarto con alguien a quien no conozco y a las seis de la tarde todos los días tengo que dar un ‘parte’ como que estoy en casa”.

LA SEGURIDAD DEL ESTADO

Las autoridades de la misión médica cubana en Venezuela justifican el chequeo diario sobre los cooperantes y argumentan que se trata de protegerlos debido a los altos índices de violencia en los barrios en que prestan sus servicios. Los doctores, por su parte, consideran que se trata de una práctica para mantenerlos vigilados.

“Hay muchos agentes de la Seguridad del Estado cubana. La función de esas personas es que no nos escapemos de la misión. Al llegar a Venezuela te preguntan si tienes familiares en el extranjero, en especial en Estados Unidos. Todos decimos que no, aunque los tengamos, porque de lo contrario la vigilancia es peor”, afirma el galeno.

La situación económica en el país se ha hecho tan precaria, sostiene, que en sus últimas vacaciones en la isla tuvo que comprar jabones de lavar, de baño y pasta Perla para llevar a Venezuela. “Cuando llegamos aquí, esto era un paraíso, había de todo lo que no teníamos en Cuba. Hoy es exactamente al revés. Nosotros venimos pensando en ayudar a nuestras familias y resulta que son ellos los que nos están ayudando. Si no fuera porque mi hermano vive en Miami y me envía remesas, no sé qué haría”.

Según varios doctores consultados, los casos de violencia en los que han estado involucrados cooperantes cubanos se mantienen en secreto, incluso aunque muera la persona.

“Es imposible que no te asalten porque aquí asaltan a cualquiera. Una bala perdida, un malandro a quien no le caigas bien, a todo eso estamos expuestos”, afirma una doctora cubana que prefiere no dar su nombre. “Un día me asaltaron dos niños, no tendrían más de 12 años. Tuve que darles todo el dinero que tenía, porque las pistolas con las que estaban jugando eran de verdad”.

Las relaciones del personal médico cubano también están reguladas. “Te advierten que te puede ir mal si tratas con con los escuálidos (opositores)”. La doctora sostiene que la intimidad entre venezolanos y cubanos está prohibida formalmente, “aunque la gente se las arregla”.

En los 13 años que llevan funcionando las misiones médicas cubanas en Venezuela, más de 124,000 especialistas han pasado por esa nación. Miles han escapado a Estados Unidos y otros países en busca de mejores condiciones de vida. En el 2015, Cuba aseguró a “los profesionales de la salud que han salido del país bajo la política migratoria en vigor”, que si regresaban a la isla, se les garantizaría “una ubicación laboral similar a la que tenían con anterioridad”. Sin embargo, pusieron una limitación: los retornados volverán a estar bajo la obligación de solicitar un permiso especial para viajar fuera del país.

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