Arturo Arias-Polo
Si de algo se enorgullece la Doctora Ana María Polo en 15 años de trayectoria frente a las cámaras de televisión es de no haber tenido que renunciar a ser quien es.
Por eso se sorprende cuando se le pregunta cómo logra desconectarse del personaje que arbitra los casos que desfilan por la corte de Caso Cerrado, el programa de Telemundo, que sale de lunes a viernes.
“Si nunca me ‘desconecto’ es porque ¡yo soy la Doctora Polo!”, afirmó la abogada cubana desde su residencia de North Miami. “Soy exactamente igual a como me ven en la pantalla, aunque ande en jeans o en trusa. Cuando estoy frente a las cámaras pongo mi corazón, mi experiencia como mujer, inmigrante y abogada”.
La Doctora, que cumplirá 57 años el 11 de abril, nació en La Habana. Salió de la isla con sus padres, en noviembre de 1962. No ha regresado.
Al referirse a las transformaciones que ha sufrido Caso Cerrado desde que salió al aire, bajo el nombre de Sala de Parejas, Polo señaló que ha tenido muchas, “porque el cambio es lo único consistente y real que tenemos en nuestra vida”.
En lo que a ella respecta, confesó que si antes le costaba trabajo dormir, ahora llega a casa, bebe un vaso de leche y duerme como un bebé.
“En esta etapa me pongo menos ronca que al principio y tomo las cosas con más tranquilidad”, reveló entre risas.
Polo explicó que durante los años que ejerció la abogacía aprendió a separar los problemas ajenos de los suyos. Aunque a veces le ha costado distanciarse de algunas situaciones. Como la de aquella muchacha venezolana, de 23 años, víctima de cáncer en estado terminal, que hizo un pacto con el esposo para que éste se llevara el hijo a su país, con tal de que no la viera padecer los efectos de la quimioterapia.
“El esposo quería y ella no. Cuando llegó el momento de la decisión yo no sabía qué hacer porque las alegaciones de ambos eran válidas”, recordó la abogada. “Entonces recé y le pedí a Dios hacer lo correcto. Al final, decidí que ella pasara sus últimos tres meses de vida junto a su hijo”.
Sobre la permanencia de Caso Cerrado a lo largo de tres lustros, Polo coincide con quienes piensan que parte de la aceptación obedece a la dosis de humor.
“El éxito del programa radica en que representa al latino que vive en Estados Unidos. De alguna manera refleja la locura del ser humano cuando se enfrenta a un conflicto legal, pero de una forma muy cruda. Es como una versión de La tremenda corte, de Tres Patines”, aseveró la abogada, tras aclarar que “la mayoría de los casos son dramatizaciones de conflictos humanos”.
“La mayoría de los casos son realizados por personas que, aunque no son los verdaderos protagonistas, sienten el problema como si fuera suyo”, precisó. “Otros casos sí son presentados con los protagonistas reales”.
La Doctora comentó que, con el fin de no perder la objetividad, nunca se entera cuáles situaciones corresponden a la realidad.
“No hay libreto. A los demandantes se les da una pauta sobre cómo presentar el caso. El productor me lo cuenta a grandes rasgos, un minuto antes de comenzar el programa, y yo solo pregunto si hay testigos y evidencia”, dijo la abogada, que se apoya en opiniones de expertos que invita al estudio para sustentar su veredicto.
“No soy juez. Ante todo soy el árbitro, la consejera que debe mantener la mente amplia. Pero eso no impide que invite a médicos, psicólogos y hasta santeros para analizar los casos desde todos los puntos de vista”, subrayó Ana María, cuyo equipo de producción, de alrededor de 40 personas, viaja fuera de Miami a la caza de historias novedosas y entretenidas “que puedan presentarse en un programa de televisión”.
Caso Cerrado graba 240 episodios al año en sus estudios de Hialeah, durante 55 días. El 3 de abril cumplirá su décimo quinto aniversario.
La Doctora sabe que mantener un programa al aire durante 15 años es una proeza. Sobre todo hoy, cuando la televisión enfrenta el reto de la Internet y cualquier programa puede cancelarse al menor descenso de los índices de teleaudiencia.
¿Se imagina haciendo otra cosa?
“Estoy consciente y agradecida de que es un privilegio haber estado tanto tiempo en el aire. Pero antes de la televisión yo ejercí la carrera de derecho y llevé mi firma dignamente”, recordó Polo. “Si no pudiera [seguir en el medio] me veo haciendo cualquier otra cosa, como [trabajar] en un rancho manejando caballos. Pero no creo en el retiro, que debe ser aburridísimo. Siempre estaré abierta a la vida”.
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